lunes, 19 de septiembre de 2016

Creer, confiar, amar, con espinas o sin ellas

Creo en un Dios que me ama, creo en un Dios que me salva, creo en un Dios que se hizo hombre y dio su vida por mí. Creo en un Dios que está dentro de mí, para que saque lo mejor de mí misma; que está por encima de mí, para que pueda mirar al horizonte; debajo de mí, para que no caiga; a mi alrededor, para que no olvide a mis hermanos.

En Él me muevo y existo, Él es la razón de ser yo misma, con mis virtudes, con mis defectos, con mis éxitos, con mis fracasos, porque a pesar de ellos, Él me quiere tal y como soy. Creo en Dios Padre, que como tal, me hizo libre, libre para hacer lo que yo quiera, y como padre se preocupa cuando me alejo, y me espera con los brazos abiertos cuando regreso, sin preguntas, sin reproches, sólo con amor, un inmenso amor, de tal manera que junto a Él no supongo, no adivino, no imagino, solo confío y amo.

Me gusta hablar con Él, cuando camino por las calles, cuando realizo mis tareas, cuando vuelvo a nuestra Casa y, allí, delante de Él, en íntimo silencio, a media luz, entablamos intensas conversaciones llenas, como no, de inmenso amor.  Me gusta escuchar su Palabra, porque en Ella, como un padre habla a un niño, me aconseja y me cuenta lo fácil que es vivir el amor, a los demás, a este mundo maravilloso, a mí misma.

Creo en esta vida, porque es un regalo que Él me hizo y creo en la Vida Eterna que no es sino plenitud de ésta que estoy viviendo. Creo en un Dios que me ama, creo en un Dios que me salva, creo en un Dios que se hizo hombre y dio su vida por mí.

martes, 26 de julio de 2016

Peregrinos

Hay caminos deseados y hay caminos inevitables. Hay caminos planificados y hay caminos imprevistos. Hay caminos compartidos que recorres en la más absoluta soledad y hay caminos en solitario donde siempre vas acompañado. Hay caminos agradables y otros que no lo son. Hay caminos queridos y hay caminos temidos. Hay caminos exteriores y hay caminos interiores, hay caminos de ida y hay caminos de vuelta. Todos los caminos son diferentes aunque recorras la misma ruta.

Hay caminos sencillos y hay caminos complicados, hay caminos fáciles y hay caminos difíciles. Hay caminos exitosos y hay caminos que son un absoluto fracaso. La diferencia entre unos y otros se haya en nuestra capacidad de vaciar nuestra "mochila" de todo aquello que nos impide crecer, madurar como personas, amar sin condiciones, perdonar sin límites. ¿Estás dispuesto a emprender tu propio camino?

viernes, 1 de enero de 2016

¿Me acompañas?


Son las diez de la mañana, en casa todos duermen; bueno, todos no, aún hay quien no ha aparecido y servidora ya anda en pie, pero no desde hace mucho.

Bueno, estrenamos otro año. A ver cómo se nos da. Porque depende de cada uno, también de la vida, de cómo se vaya dando por lo que únicamente debemos VIVIR, que no es poco.

Con el tiempo voy aprendiendo a no comer ansias, a vivir a corto plazo, a distancias cortas y la vida me va guiando, quiera o no quiera.  Siempre me emociono al comer las uvas, no puedo evitarlo y me pregunto que nos traerá cada nuevo año. Llegados a estos inicios del 2016, sólo pido salud, para los míos y para mí misma, lo demás ya se irá dando, sin prisa pero sin pausa.

Ya no sueño sueños imposibles y voy disfrutando de los pequeños placeres que me da la vida; por lo pronto, éstas han sido unas navidades muy especiales, unas navidades EN FAMILIA, con mayúsculas; no sólo con la mía propia, que es ya de por si una bendición, el mejor regalo que me pudo traer el Señor sino también por los momentos compartidos con los amigos, esa “familia” que escogemos voluntariamente y que nos acompaña en la cotidianidad. Una mesa compartida con aquellos a los que quieres y te quieren, con los que estás cómoda simplemente siendo tú misma es el mayor de los placeres y el mejor de los regalos. 

Si me preguntan “¿eres feliz?”, respondo: “sí, lo soy”, a pesar de mis miedos, de mis inseguridades; la felicidad no es efímera, simplemente está compuesta de pequeños momentos, de instantes preciosos, de reencuentros largamente deseados, de compartir una buena botella de vino delante del Portal de Belén, de sentirse en paz. Aún nos queda la visita de sus Majestades de Oriente, pero yo ya he recibido todo lo que pedí y me siento agradecida.

Os deseo todo lo mejor en este año que empieza: mucha salud, fuerza para luchar, ganas de soñar, ilusión por vivir y que la esperanza de un mundo mejor os acompañe siempre en vuestro día a día. ¡Feliz 2016!