miércoles, 23 de enero de 2013

Tal como éramos


Cuando Ángel nos invitó a visitar su nuevo blog no tuve la menor duda de que iba a llevarme una muy grata impresión.  Sin embargo, he de reconocer que ésta ha sido mucho más intensa de lo que pensaba.  De casta le viene al galgo y ahora ya sé de dónde le viene a mi amigo toda esa creatividad y arte que tiene.

Recuerdos en blanco y negro de aquello que fuimos, de una forma de ser y de vivir que permanece agazapada ahí, en mi memoria.  Los años, mal que me pese, van volviéndome más nostálgica y, a veces, en mi cabeza, resuenan los versos de Jorge Manrique, aquellos que fueron mi suplicio en tercero de Bachillerato:

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

No sabría expresar con palabras lo sentido al observar estas instantáneas, sería algo así como viajar en una particular máquina del tiempo y retroceder a un pasado que se me antoja aún muy cercano, pero, si echo números, caigo  en la cuenta de que ya voy haciendome viejita.  Me pregunto si nuestros hijos, con el paso de los años, llegarán a experimentar la misma sensación; supongo que sí, aunque sus recuerdos serán en color, y aún más, animados, e incluso, si apuramos la imaginación, holográficos, o qué se yo.

Retratos en blanco y negro, que desprenden color, olor, sabor, calor: el blanco de las indumentarias infantiles vestidos "de salir" el día del Señor, un espeto malagueño, sentada en una silla de tijera de un chiringuito, el calor de un mediodía de agosto, en la zona de sol de la plaza de la Malagueta, salvaguardada por un sombrerito coqueto, el Parque, cuando no olía a gas, con su estanque de los patos, la Plaza de la Marina,con su fuente de colores, calle Larios en Semana Santa,... Retratos de una manera de vivir: las comuniones en la parroquia-local de Las Flores, el aparador y la vitrina del comedor de mis padres; ahora me pregunto cómo cabía tanto niño en una habitación tan chica; mi bañera hinchable color butano y mi bañador a juego,...  Media vida vivida y media vida por vivir.

Por eso no puedo desaprovechar la ocasión para invitaros a todos a pasar por este particular "mapa de los recuerdos" de Angel, sus señas: Málaga, en blanco y negro.  Todos los que sois de mi "quinta" o un poco más mayores comprenderéis de qué os hablo y, con permiso de elaelito, comparto desde este humilde rincón, parte de mis recuerdos en blanco y negro, guardados en una vieja lata de Cola Cao, cual el más preciado de los tesoros.