miércoles, 18 de julio de 2012

¡Pero que mona va esta chica siempre!

Y seguimos hablando de moda. Viendo la que está cayendo, merece la pena hacer un pequeño kit kat y vanalizar un poco, a modo de risoterapia, porque sino vamos a terminar tirándonos por las ventanas como en el Nueva York de 1929.



Comentaba en mi post anterior lo mal que vestimos actualmente; ese estilo "Yei Lo" pero en versión "cani" como dice la gente joven, que se extiende más rápido que una mancha de rotulador, que lo mismo vestimos para ir a la playa que para una entrevista de trabajo. Otro punto de estilazo: enseñar a todo el mundo nuestra ropa interior, vamos, que ya mismo iremos como Superman, con los calzoncillos por encima de los pantalones.



Señores, ¡un poquito de por favor! Como todo en esta vida, hay que tener un poquito de estilo. Nosotros marcamos la diferencia, esa que nos hace ser únicos y personales aunque sea en el más mínimo detalle.



No creo que sea muy difícil lograrlo, sólo hay que fijarse un poquito. Sí es cierto que tener estilo es un don, se nace con él o sin él. Y lo digo yo, que no tuve la suerte de lo primero. Pero sí me fijo en los demás y me cuestiono el poco o mucho arte a la hora de vestir.



Es cierto que el tipo y el bolsillo ayudan, aunque he de reconocer que a mí nunca me han acompañado: gordis nací y gordis moriré, aunque esto realmente no es una cuestión que me quite el sueño. Lo que es impepinable es que hay gente que están divinas de la muerte con una simple batita de andar por casa y otra, que llevando ropa de marca, parecen haberla cogido del contenedor.



En cuanto al bolsillo, pertenezco a la clase trabajadora, o sea, que ¡como no me toque la lotería!...y eso que nunca juego. Mi amiga Maite me dijo una vez que le encantaría poder ir a comprar ropa sin tener que mirar las etiquetas. ¡Ay, amiga! Tú y yo sabemos que eso solo le ocurrió a Julia Roberts y que nosotras nunca conoceremos a Richard Gere. A nosotras nos toca mirar y remirar, buscar y rebuscar, y llegada la oportunidad... pensar si no es mejor comprarle algo a los niños.



Así nos vemos, que tenemos un fondo de armario pero que muy hondo. Tanto que a veces me sorprendo de los años que tiene una prenda viendo algún video familiar o foto. Por ejemplo, tengo un traje al que llamo el "uniforme de los eventos", tiene sus añitos, pero ya ha solucionado cinco comuniones, un bautizo y una confirmación, ¡y lo que le queda! ¿Es o no es apañado mi traje? Seguramente una de las mejores inversiones de mi vida.



La verdad, sigo durmiendo a pata suelta. ¿Habrá cosas por las que preocuparse? Confieso que me da coraje cuando voy de compras y no encuentro nada con las tres "bes": bueno, bonito y barato, pero me voy defendiendo. La gente no se vuelve admirada a mi paso, pero tampoco espantada, y eso a mí me vale.


Lo que es una verdad como un templo es que aunque ahora que lo que se estila es ser un friki, hay un término de los ochenta que no ha pasado de moda, y no es otro que ser un HORTERA, que los hay a mogollón y que yo casi me libro de serlo por los pelos.


Y para terminar, un piropo para aquellos/as que se sientan, o no, aludidos: ¡Pero que mona/o va esta chica/o siempre!