domingo, 7 de marzo de 2010

La más bella oración

He aquí un hermoso soneto, joya de la literatura mística española, yo le descubrí hace un año, y es tal su belleza que hoy quiero compartirlo con vosotros:

No me mueve, mi Dios,
para quererte el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme
el verte clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

3 comentarios:

Iris Martinaya dijo...

Que bonito, apropiado ademas por la fecha.

Unknown dijo...

Aquí llegué de la mano de mi Iris y fue tanto lo que encontré que volveré.
Belleza hay en estos versos anónimos a Cristo crucificado, y cierta es la grandeza de nuestros místicos, de nuestros ascetas, orgullo de nuestra literatura renacentista. Besotes Bouganvilla

Promess@ dijo...

Entré por el camino del estomago a tus blog y he acabado camino del cielo y con lagrimillas en los ojos de tanta sensibilidad como desprendes, qué relatos tan bonitos has narrado con tanta sencillez y plagados de cariño.
Y como cuspide.... este poema precioso, inspirado en el amor infinito hacia el Padre.
Maravilloso, realmente encontraste una joya literaria y yo un tesoro.
Un beso.